Y no por ello esperada, aunque las condiciones atmosféricas en ocasiones nos jueguen una mala pasada. No es la primera vez que nos hemos quedado sin playa en la Garrofera (y se ha restaurado) la desaparición de todo el cordón dunar que proteje el Parque de la Dehesa, con mas de 3000 años de antigüedad necesariamente tenemos que perderlo en tan solo 60 años, todo influye y confluye la falta de aportes de tierra del río turia, el plan de urbanización del monte de la dehesa, las múltiples ampliaciones del Puerto de Valencia el calentamiento global
desde hace 30 años las playas del sur de Valencia están viviendo un retroceso espectacular. Literalmente se están quedando sin arena, con las consecuencias económicas y medioambientales que eso conlleva.
Además, el temporal vivido este mes de enero de 2017 ha puesto en peligro la integridad física de los vecinos de la urbanización Casbah, que han visto cómo el muro que separaba sus casas de la arena se ha hundido por completo, con el consecuente desalojo de las viviendas de primera línea.
De esta imagen de finales de final de año, hemos pasado a esta.
Las causas son múltiples y las soluciones complejas, tal como recogen distintos artículos publicados en la prensa. La Demarcación de Costas en Valencia es consciente de este fenómeno y ha publicado varios informes con soluciones al respecto, pero no ha llevado a cabo soluciones definitivas y duraderas por falta de presupuesto. Además, hace un mes ya se vivió un temporal que produjo grandes desperfectos en toda la costa, y en este tiempo no ha hecho nada por salvaguardar a las personas afectadas.
El Puerto de Valencia también asume parte de su culpa, pero tampoco se hace cargo de atajar el problema. “El puerto supone una barrera total al transporte sólido litoral. En esta parte del Mediterráneo la corriente predominante es de norte a sur. Y al verse interrumpida, las playas situadas al sur del puerto se ven privadas de la llegada de arena”, afirma el catedrático de Puertos y Costas de la Universidad Politécnica de Valencia José Serra, que dirige un equipo contratado por la Autoridad Portuaria de Valencia para estudiar el impacto de la última ampliación de la infraestructura.
Se trata de un problema de graves consecuencias medioambientales, ya que son playas que forman parte del Parque Natural Devesa-L’Albufera. “Las lluvias fuertes provocan picos de regresión como los que hemos visto. Ese impacto es pasajero, pero el proceso de fondo es continuo. Y si no se corrige, el mar acabará devorando las playas del todo”, advierte Antonio Vizcaíno, director de la Oficina Devesa-L’Albufera del Ayuntamiento de Valencia.
“Necesitamos una solución que dé estabilidad a las playas y evite que con los temporales el mar llegue prácticamente a las casas”, afirma Sergi Campillo, concejal de Conservación de Áreas Naturales de Valencia, que reclama al Gobierno un plan de regeneración.
Por tanto, como primera medida urgente, hay que reconstruir el muro de contención entre la playa de la Garrofera y la urbanización Casbah para asegurar la integridad de las personas que viven allí.
Segundo, necesitamos grandes aportes de arena que recuperen la línea del mar al nivel de hace 30 años, un nivel que asegure la supervivencia de las playas y el cordón dunar que tanto ha costado recuperar.
Tercero, necesitamos un plan a medio plazo para construir espigones y/o arrecifes artificiales que mitiguen la erosión del mar. Valencianos y turistas necesitamos poder disfrutar de nuestras playas.e la llegada de arena”, afirma el catedrático de Puertos y Costas de la Universidad Politécnica de Valencia José Serra, que dirige un equipo contratado por la Autoridad Portuaria de Valencia para estudiar el impacto de la última ampliación de la infraestructura.
ARTICULO PUBLICADO EN EL DIARIO.ES