La Asociación de Vecinos de la Dehesa de El Saler es una entidad sin ánimo de lucro, y cuyo objetivo es defender las infraestructuras culturales, sociales y de servicios, a través del fomento de la participación vecinal. Participar es comprometerse, es ser un elemento activo de la comunidad. Un pueblo está vivo si sus vecinos y vecinas se unen para darle voz, para crear un futuro rompiendo la individualidad a la que esta sociedad tan despersonalizada nos lleva.
En verano de 1981 y tras sufrir un incendio el año anterior en el bosque de la Devesa, el cual puso en riesgo nuestras viviendas, se constituye la primera Asociación de Vecinos registrada legalmente en el Gobierno Civil de la provincia de Valencia con fecha 14 de Julio del mismo año. La mencionada Asociación reclama al Ayuntamiento en repetidas ocasiones mejoras para los vecinos, considerando siempre el hecho de vivir en un entorno tan especial y ateniendose a la legalidad establecida para el mismo. Debido a la poca participación vecinal y a las luchas continuas con la administración pública , en 1996 deja de tener actividad.
La constante inquietud de los vecinos y la indignación por sentirnos olvidados e ignorados por el Ayuntamiento, hace que en Junio del 2010 se recupere de nuevo la Asociación con una nueva junta directiva y unos nuevos estatutos adaptados a la Ley Orgánica vigente.
La directiva se compone de: Presidente, Vicepresidenta, Tesorero, Secretaria y cuatro vocalias. Nuestro correo electrónico es: info@avvdehesasaler.com
LOS HABITANTES DE LA DEVESA DE EL SALER ¿QUIENES SOMOS?
Somos un conjunto de personas que vivimos en la Devesa de El Saler, enclave ubicado entre el núcleo del antiguo poblado y el embarcadero de la Gola de Pujol.
No somos barrio, ni aldea, ni pueblo fantasma construido para imitar a otro pueblo, ocupamos unos espacios urbanizados pero tampoco llegamos a ser una urbanización como tal, puesto que no tenemos ni los servicios ni las comodidades que corresponden a dicho término, y por lo tanto ni mucho menos pueden ser consideradas nuestras viviendas como una “zona residencial”.
No gozamos de una historia tradicional como pedanía o barrio antiguo de la ciudad de València, pese a llevar aquí alrededor de 40 años, y entre nuestros edificios se puede decir que no hay ninguno de carácter emblemático. Se da el caso además de que excepto los de Gavines i la Casbah, el resto más bien son todos de estructuras alargadas y complexión débil que se mantienen en pie gracias a restauraciones casi continuas, dada la erosión originada por la salubridad del viento y a la calidad de los materiales empleados en algunos de ellos.
Pero la pura realidad es que por diversas razones “SOMOS Y ESTAMOS”.
¿DE DONDE VENIMOS?
He aquí la cuestión… Nuestros orígenes aparecen en cualquier documento o escrito que esté relacionado con La Albufera de València, somos los “restos” de un proyecto “ambicioso”, nunca mejor dicho, que algunas personas de cuyos nombres mejor no acordarse pensaron un buen día, consintieron y construyeron.
Unas personas que debido a los cargos que ocupaban tenian la facultad de hacer y deshacer a su antojo, aunque este antojo se pudo detener gracias a la oposición de muchos valencianos.
Nuestros orígenes por tanto están escritos, debatidos y aireados a los cuatro vientos. Es decir, que han hecho historia y como tal cada cual es libre de interpretarla como quiera. La cuestión es que los mencionados “restos” son nuestras casas, compradas cada una de ellas por distintas razones y siempre por supuesto dentro de la legalidad establecida y antes de que este lugar fuera declarado Parque Natural en el año 1986, mayoritariamente por personas trabajadoras de la clase media, especialmente sensibles y concienciadas con el entorno en el que nos encontramos y que, evidentemente, no somos responsables en absoluto de aquel primitivo proyecto masivo urbanizador del monte de la Devesa, que pudo haber sido y no fué.
¿HACIA DONDE VAMOS?
Dependerá de nosotros y de nuestra actitud. De las conversaciones cotidianas entre los vecinos, la gran mayoría refleja una mezcla de conformismo e indignación frente a los problemas que venimos padeciendo, unidos a un sentimiento de ignorados y desatendidos por la administración pública, mientras otra pequeña minoría piensa que por estar en un parque natural todo vale.
Tal vez ha llegado la hora de reflexionar y de implicarnos todos juntos en algunos de los problemas que sufrimos a diario, como son, por ejemplo, el medio de transporte público que resulta muy deficiente excepto los meses de Julio y Agosto, la carencia o insuficiencia de iluminación entre muchas viviendas que hace necesaria para nuestra seguridad el uso de linternas, (nos referimos a la iluminación contemplada en la propia Ordenanza de Protección Lumínica para el Parque establecida por el Ayuntamiento), la falta de señalización en los pasos de cebra, por donde cruzar es un riesgo o simplemente a la adecuada limpieza del monte previsora de incendios, así como a la vigilancia del mismo, entre otros muchos de los problemas existentes.
Problemas en cualquier caso, que entendemos que debemos de tratar todos juntos desde la coherencia y el sentido común, y siempre por supuesto con el más profundo respeto al entorno en el que nos encontramos, con el fin de procurar y conservar el necesario equilibrio entre el hábitat del Parque Natural de la Devesa y el factor humano.